El Alcalde cofrade Francisco García Grana

Francisco García Grana como decano del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga
Francisco García Grana como decano del Ilustre Colegio de Abogados de Málaga

Una de las personalidades más distinguidas en el asociacionismo cofrade de los años cuarenta a los setenta fue, sin duda alguna, Francisco García Grana, quien también habría de prestar un valioso servicio como alcalde de la ciudad en una época nada fácil por el lastre que se arrastraba desde la Guerra Civil. Francisco nació en Málaga en 1913, hijo de Francisco García Almendro y Rafaela Grana. Su padre, un prestigioso abogado de profesión, fue alcalde de Málaga (de 1920 a 1922) y hermano mayor de las Reales Cofradías Fusionadas (entre 1926 y 1929) y de la Real Hermandad de Santa María de la Victoria (de 1941 a 1958).  Francisco García Grana estudió en el colegio de San Agustín y se trasladó a Granada, donde se formó académicamente en la Facultad de Derecho. Casó con Matilde Carazo Villar, de cuya unión nacieron Francisco y María Matilde. Con estos antecedentes cofrades no era de extrañar que siguiera los mismos pasos que su progenitor. Fue hermano mayor de las Cofradías de la Pasión y de la del Rocío, y de la Hermandad de la Virgen de la Victoria. También se convirtió, como se ha reflejado, en alcalde de Málaga y, más adelante, en decano del Ilustre Colegio de Abogados. Falleció en el año 2000, a los 86 años.

Pasión

La primera noticia que constata su pertenencia a una junta de gobierno data de 1937. Por entonces, ocupaba el puesto de segundo teniente hermano  mayor en la Cofradía del Rocío, presidida por Manuel Sánchez Pérez. Sin embargo, unos años después, en 1942, García Grana tomaba posesión del cargo de hermano mayor de la Cofradía de la Pasión. En ese período esta Hermandad se había trasladado de la iglesia de San José, lugar desde el que llegó a realizar la primera salida procesional el Lunes Santo 30 de marzo con la imagen del Nazareno adquirida en tierras jiennenses de Beas de Segura, a la parroquia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula. En 1943 partía ya el cortejo penitencial desde la sede en la que había quedado erigida canónicamente. Salvador Meca Hernández lo sustituía tras su breve paso por esta corporación.

Rocío

Una vez dejada atrás su efímera etapa como máximo responsable de la Hermandad de la Pasión, se centró en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús  Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío, por la que siempre sintió una especial vinculación y veneración hacia los sagrados Titulares. De hecho, ejerció de hermano mayor entre el 14 de mayo de 1950 y el 25 del mismo mes de 1952. Pese a sus escasos dos años al frente de la corporación victoriana, que debió abandonar por sus muchas obligaciones, continuó desempeñando otras responsabilidades en las juntas de gobierno: consejero (1953), teniente hermano mayor (1954), segundo teniente hermano mayor (1955 y 1956), etc. Otro miembro de la familia García Grana, concretamente José, hermano de Francisco, detentó el cargo de fiscal, primer mayordomo de la Virgen y hermano mayor de esta Cofradía, en el período comprendido entre 1959 y 1964.

La revista “La Saeta”, importante y valiosa fuente de información cofrade, publicaba en 1963 lo siguiente: “Es justo consignar la continuada acción piadosa de D. Enrique Rodríguez Murillo, antecesor del actual Hermano Mayor D. José García Grana, quienes han logrado para la Cofradía los mayores aciertos de superación, incrementados, debemos consignar, por nuestro Alcalde de la ciudad, Excmo. Sr. D. Francisco García Grana, que cada año viste su atuendo procesional para acompañar a los venerados Titulares en su singular recorrido”.

Francisco García Grana recibió la Medalla de la Ciudad el 1 de agosto de 1970, por su encomiable labor como alcalde. Decía el desaparecido cofrade Rafael Fernández Doblas: “Esta merecida distinción, la entregó a María Santísima del Rocío en un acto íntimo el 20 de diciembre de 1994, siendo hermano mayor Félix Fernández Tinoco, dejando un emotivo recuerdo, con su firma, en el Libro de Oro de la Hermandad”.

Alcalde

El 11 de septiembre de 1958 era nombrado alcalde de Málaga, reemplazando en la Casona del Parque a Pedro Luis Alonso. En este cargo permaneció hasta el 28 de agosto de 1964. Nada más iniciarse su mandato tuvo que realojar a familias del Arroyo del Cuarto, a consecuencia de una inundación producida el 4 de diciembre de 1958. Para atender estas necesidades mandó construir la barriada que hoy lleva su nombre, junto a la antigua prisión provincial, en el actual distrito de Cruz de Humilladero. La época del cambio y transformación de la urbe malacitana comenzó bajo su gobierno, coincidiendo este auge económico con el boom turístico, según las fuentes consultadas.

García Grana ocupó otros cargos como el de cónsul de Dinamarca, académico de San Telmo, presidente de la Cruz Roja y decano del Colegio de Abogados de 1968 a 1977. Le correspondió como decano celebrar el II Centenario  de la creación de la entidad (1776-1976) a la que representaba: “Me cupo la gran suerte e inmerecido honor de ser el Decano del Bicentenario. Fecha imborrable para mis entrañables compañeros de la Junta de gobierno y para mí mismo, fue la de presidir tan inolvidable efemérides que hubimos de conmemorar, con la sobriedad que la toga impone, pero al propio tiempo con la brillantez que tan Fausto suceso demandaba, con importantes actos públicos, bajo la presidencia de honor de su Majestad Don Juan Carlos I”.

Patrona

En fechas anteriores al nombramiento de Francisco García Grana como hermano mayor de Santa María de la Victoria (1958), el obispo Ángel Herrera Oria aprobaba los Estatutos. La redacción había estado encomendada a una comisión de directivos para “dar carácter más definitivo a la misma y garantizar su permanencia y desarrollo”. En ellos se exigía a los hermanos “un espíritu religioso y devoción mariana vitales, modernos y operantes”. Asimismo, se recalcaba sobre los miembros de la Cofradía que “procuraran vivir y practicar la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo con ferviente amor a la Iglesia y la más sincera adhesión al pensamiento y a la palabra del Papa y del Obispo”. La junta de gobierno constaría de veinte miembros y cinco sacerdotes (un delegado del Obispo, un miembro del Cabildo Catedralicio, otro del Seminario, otro del Cabildo de Párrocos y el párroco de la Victoria), que serían renovados cada 5 años, reservándose el Prelado el derecho de nombrar a su delegado y al hermano mayor.

Francisco García Grana relevó en 1958 a su padre, Francisco García Almendro, quien había dirigido la Hermandad desde 1941 a 1958. Tras ser García Grana designado hermano mayor  por el Obispo, le realizó una visita a Palacio y le manifestó: “Mi agradecimiento es también en nombre de la ciudad entera, ya que para ella, es también honor, que quien ostenta sobre su pecho la medalla de Alcalde, lleve también la medalla de Hermano Mayor de la Hermandad de Santa María de la Victoria”. Por su parte, Herrera Oria respondió que: “para él había constituido una gran alegría firmar el nombramiento de Hermano Mayor a favor de quien para ello se imponía por tres títulos: el primero, y de máximo valor en este caso, por la devoción especial de la Santísima Virgen de la Victoria; el segundo título es de sangre, cual se da en el hijo de aquel ejemplar Hermano Mayor, don Francisco García Almendro; y en tercer título, que honra especialmente a nuestro Hermano Mayor, porque era la voz del pueblo ya que reiteradas veces y por distintos conductos le habían sugerido el mismo nombre”.

Bajo la presidencia de García Grana y asesorado por el académico Juan Temboury, se compró a la Hermandad de Nuestra Señora de Gracia de Archidona un trono con templete y peana de madera en el que la Patrona de Málaga se había de procesionar hasta 1986 y que, actualmente, se instala en el altar de la novena. El diario “Sur” anunció en la crónica del día después de la procesión de 1958 que “La Patrona de Málaga, en un magnífico trono, adornado con flores, hizo singular acto de presencia”. Al trono se le colocarían ruedas y sería empujado por hermanos de la Victoria y miembros de cofradías pasionistas en diferentes turnos durante el recorrido y no llevado a hombros como mandaba la costumbre. Esta práctica se mantendría hasta que, en 1973, el trono fuese portado por jóvenes estudiantes malagueños que así lo habían solicitado a la Real Hermandad de la Santa María de la Victoria.

La visita institucional que la Agrupación de Cofradías realiza cada mes de mayo a la Basílica y Santuario de la Victoria para rendirle público homenaje, arranca, según los indicios documentales, del año 1962. En las actas de la junta de gobierno de la entidad se puede leer: “El Sr. Presidente [Enrique Navarro Torres] da cuenta a la Junta del acuerdo concertado con el Sr. Cura Párroco de la Iglesia de la Victoria, para que el día 26, la Agrupación de Cofradías, efectúe el homenaje y ofrenda de flores a la Santísima Virgen. Asimismo manifiesta que asistirá al solemne acto, el muy Ilustre Señor Doctor Don Francisco Carrillo Rubio, Vicario General del Obispado y delegado Episcopal en nuestra Entidad”.

Esta iniciativa, auspiciada por la propia Hermandad de la Victoria de que las congregaciones, asociaciones e instituciones visitaran a la Patrona en su sede canónica,  se mantiene en nuestros días. Sin embargo, la organización de la procesión de la Virgen  con el tiempo pasará a ser ámbito exclusivo de la corporación victoriana, aunque la participación en el cortejo del día 8 de septiembre será obligatoria para  las cofradías agrupadas, que deberían acudir con sus guiones o estandartes.

La onomástica de Nuestra Señora de la Victoria no solo se vivía en el interior del templo catedralicio, sino también en sus alrededores. En 1968, y tras la función religiosa celebrada en la Santa Iglesia Catedral, unas bandas de música, concentradas en la plaza del Obispo, interpretaron varias marchas procesionales, concluyendo con el himno nacional, mientras se disparaban cohetes y fuegos artificiales. En el frontispicio del templo se quemó un frente de bengalas que decía “Málaga por Santa María de la Victoria”.  Era ésta una forma de preparar el ambiente para cuando por la tarde la imagen de la Virgen retornara a su sede canónica. Años después, en 1981, la Asociación Pro-tradiciones malagueñas “La Coracha” (creada en 1976 al objeto de velar por las tradiciones de nuestra tierra) se encargaría de celebrar una ofrenda floral a la Patrona que, desde entonces, se viene desarrollando  al concluir el  solemne pontifical presidido por el Obispo de la diócesis.

En la década de los años setenta las cofradías y hermandades de Semana Santa padecieron los consabidos problemas para poner los tronos en las calles al quedar  algunos abandonados en la vía pública. Esta problemática no afectará a la Hermandad que, como ya se ha visto, recuperó la figura del portador de trono en 1973. Al año siguiente, Francisco García Grana ponía fin a sus dieciséis años de mandato al frente de una Institución en la que se habían producido cambios importantes y asentado costumbres y hábitos que llegan hasta nuestros días.

Andrés Camino Romero
Doctor en Historia. Director de la revista La Saeta

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