El Siglo XX en la Cofradía del Rocío: de 1922 a 2015

PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX

La fecunda historia de esta Hermandad centenaria está jalonada como es previsible por otro lado, por toda una serie de acontecimientos que la han ido situando en la primera línea de las corporaciones malacitanas o por el contrario, ha ido pasando por periodos de carestía corporativa y social. El siglo XX comienza con una depresión social en Málaga, que ya no puede soportarse en la industria floreciente de antaño, ahora en decadencia, además de las muy definidas clases sociales que marcaban grandes diferencias en el estrato de la ciudad. Las corporaciones penitenciales no escapaban, ni lo han hecho nunca, a estos vaivenes económicos, culturales y sociales que se producían, por lo que en el caso que nos ocupa, estas primeras décadas del siglo XX, supusieron un fragmento temporal de crisis en la corporación nazarena. Con una vida casi al límite de la extinción, desde que a principios de este siglo tomara cargo la junta de gobierno de Ricardo Ramírez Vergara, la Cofradía pone en marcha las ventas de propiedades, el cierre del libro de hermanos, concretando incluso vender el panteón que ésta tenía en el cementerio de San Miguel de la capital malacitana, cayendo además, uno de los aspectos primordiales como es el de dar culto a la imagen titular, así como sacarla en procesión como definían los estatutos.

En este marco de casi total desaparición de la Hermandad, llega la creación en 1921 de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, que de alguna manera, hace crear la chispa oportuna en una serie de hermanos para retomar la vida de hermandad, además de la paupérrima situación de su cofradía. Visitan en primer lugar al prelado de la diócesis Manuel González y García, exponiéndole las diferentes actuaciones de la junta del Sr. Ricardo Ramírez, que destituye a la misma y da licencia para retomar y reorganizar la cofradía a los que se vinieron a llamar «Nuevos Hermanos». Esta nueva junta se aprobó ante el provisor y vicario general del Obispado, José María Jiménez Camacho, el 5 de octubre de 1924. Es curioso cómo se relatan los momentos que señalamos, mediante escrito de estos nuevos hermanos, que tras la penosa situación retoman la hermandad y vuelven a dar culto al Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario. Se señala la pérdida de gran parte del patrimonio, de sus objetos y bienes, al no aparecer por ningún lugar, constituyéndose la nueva junta de gobierno, como lo vieron asistiendo a la constitución de esta los señores, José Fernández, Ramón Jiménez, Salvador Trella, Juan Gambero y José Molina.

Con el culto restablecido totalmente y la normalización de la Hermandad, se empiezan a realizar los encargos de enseres y aditamentos como los hábitos de los nazarenos, túnicas de penitentes moradas con capas blancas con bordado de la cruz de Santiago en oro fino. Saliendo por primera vez en la Semana Santa de 1925, curiosamente con un trono del valenciano Pío Mollar que comenzaba a tener relación con esta hermandad. Dicho trono respondía a una concepción sencilla, cual mesa de altar con columnas salomónicas y un friso mixtilíneo con tondos en sus frentes. Aunque las crónicas que lo definen aluden a la incorporación en los tondos de los escudos de España y Málaga en su frente y trasera, estas corresponden a 1931, apareciendo sin corona real y sin escudos en su primitiva hechura de 1925, donde parece ser, por los documentos gráficos, que se aportaba la representación de la insignia de un senatus. Sí queda claro, el cambio de la cartela frontal en años posteriores. En las laterales se incorporaban bustos de Jesús y María y cuatro candelabros de tulipas en las esquinas, relatando las crónicas el coste de 12.000 pesetas como estipendio del mismo, realizándose en madera tallada y dorada, con oro de 22 kilates. Señalar también la inclusión de la cruz de Santiago, pues no en vano, con los sucesos acaecidos con anterioridad, la capilla y según condición del Obispado pasaría a depender de la parroquial de Santiago, con tal de evitar cualquier hecho de igual relevancia en la historia de la hermandad. En este 1925 la hermandad se había incorporado a la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, con lo que ello hablaba de la regularización de la cofradía y de su notoriedad, al querer formar parte del proyecto agrupacionista y quedar amparada bajo el mismo.

Un año después de la primera salida procesional de esta época, se concede por Real Orden del 21 de septiembre de 1926 el título de Real, por parte de S. M. el Rey Alfonso XIII, que acepta igualmente el cargo de Hermano Mayor Honorario. Un hecho más que vino a constatar la vida de la hermandad en los diferentes aspectos de ésta, recuperando esplendores pasados. En esa filiaciones, hay que nombrar las ostentadas por el Excmo. Sr. José Luis de Ussía y Cubas, Conde de los Gaitanes, también como Hermano Mayor Honorario, continuada por su familia hasta nuestros días.

 

Como decíamos, tras la reincorporación plena al culto, al aspecto procesional y a la vida de hermandad, será a finales de 1928 cuando la junta de gobierno se plantea la incorporación de una dolorosa, con el motivo de celebrar cultos a la Madre de Dios y constituirse como una cofradía de dos titulares como es costumbre. La junta comandada por Manuel Sánchez Pérez, ya toma el nombre de Rocío como la denominación para la dolorosa que pretenden adquirir, pero la reorganización de la cofradía ha conllevado una serie de gastos que hacen inviable el realizar el encargo de la imagen. Por aquel entonces, pertenecía a la junta de gobierno José Pina Lorente, hijo de José Pina Sierra, poseyendo su madre una dolorosa del siglo XVIII de gran mérito artístico, que cedió hasta que la Hermandad pudiera tener una imagen titular. De esta manera, se realiza la donación por parte de Josefa Lorente viuda de Pina y se bendice el 11 de noviembre de 1928. Este mismo año, queda constatado como el primero para realizar su salida penitencial desde el interior de San Lázaro, abriendo para ello la puerta lateral.

Esta dolorosa no llegará a procesionar, pues en 1929 se realiza el encargo al escultor Pío Mollar Franch de una imagen de la virgen con la advocación de Rocío. No es casualidad la realización de la imagen o de elementos como el trono e imágenes de ángeles al nombrado artista valenciano, pues el hermano mayor Manuel Sánchez, era representante de este artífice, que fue uno de los primeros en visionar el tema publicitario de sus obras y la representación que expandiera las mismas, como un modelo empresarial de la época en el arte religioso principalmente. Esta vinculación del artista y el hermano mayor hizo que la hermandad tuviera bastantes obras del mismo, con el consiguiente abaratamiento de las mismas.

Clave en la historia reciente es el resurgimiento de la hermandad en los años 20 del pasado siglo y la junta de Manuel Sánchez, precursora de mejoras en la ermita, en los elementos del ajuar procesional y en la adquisición de la imagen de María Santísima del Rocío. Elementos que van desde equipos de nazarenos, dalmáticas de raso blanco, insignias en oro fabricadas en la casa Llana de Valencia, cetros de metal y ornamentos para las 17 insignias de los atributos de la pasión, junto a un nuevo estandarte, las nuevas potencias doradas del Señor, así como borlas que sujetaran un ángel realizado por Pío Mollar.

LLEGADA Y BENDICIÓN DE LA VIRGEN

Con la llegada de la talla de Pío Mollar en la cuaresma de 1931 y la bendición de ésta, el 8 de marzo de ese año, siendo los padrinos Joaquín León Cabello, Hermano Mayor Honorario y su esposa, Clotilde del Pino Ruiz, Camarera Mayor, se incorpora una iconografía que definirá a la imagen y a la propia corporación, además de una titulación espontánea del pueblo que la toma como «Novia de Málaga», por la aparición con vestiduras blancas y la sencillez en su tocado y pelo. A ello, contribuiría el encargo personal de la junta de gobierno al requerir al autor, por la nomenclatura de ésta, una imagen que no fuera ni dolorosa, ni de gloria, que no revistiera como aludían carácter de aurora. La Semana Santa de 1931, será la primera que vea procesionar a la Virgen del Rocío, además de un amplio corpus artístico que contaba con estandartes, túnicas, campanillas y como no, el trono de la virgen, al que se le incorpora en su frente una obra de la Virgen de la Victoria, primera imagen a la que se encomienda esta cofradía, a la que se le realizaba un personal homenaje con la colocación en el frontal del trono, en el interior de una gran concha peregrina. Se destaca que el trono de configuración modernista iría iluminada por 200 luces, para ello, varias baterías lo iluminarían junto a la plata, el cristal y los mármoles, además reseñar la disposición de las barras de palio, cuatro en el frente y la trasera, más cuatro en los laterales junto a las dos de las esquinas del frente y la trasera, con lo que la visión era de seis barras en los laterales y cuatro en el frente y la trasera, en un palio rectangular con grandes caídas de bambalinas y el escudo de la Hermandad sostenido por ángeles en el frente. La talla de la Virgen del Rocío aparece con corona de plata, tisú de plata y manto de damasco blanco de seda.

Las crónicas periodísticas y verbales destacan el entusiasmo del Barrio de la Victoria por la imagen de la virgen, que al verla tan blanca y llena de luz la denominaron como Novia, corriendo este apelativo por la ciudad y comenzando así un nueva historia nazarena de Málaga.

Primera y desaparecida imagen de
la Virgen del Rocío tallada por Pío Mollar.

Tan sólo dos meses después, el 12 de mayo de 1931 la capilla de San Lázaro y las pertenencías de la Hermandad fueron incendiadas, perdiendo la corporación todo su patrimonio. La Cofradía trabaja en esos años en la reconstrucción de la iglesia de San Lázaro, teniendo como únicos cultos los realizados para el Santo vía Crucis. Era primordial el retomar la vida en torno a unas imágenes titulares, con lo que se le pide nuevamente al artista del Turia, que realice no sólo la talla de la Virgen del Rocío, a imagen y semejanza de la desaparecida, con los medios que ya le proporcionaba el haberla ejecutado, si no que mediante documentación fotográfica, talle igualmente una imagen del Nazareno de los Pasos, que refleje la del titular desaparecido. El encargo no reviste problemas para el artista en cuanto hablamos de la nueva dolorosa, que realizará con maestría y eficiencia, no tanto así la talla del Nazareno, al que Pío Mollar no supo encuadrar dentro de la estética dieciochesca del anterior. Los padrinos de la anterior imagen de la Virgen del Rocío, vuelven a sufragar los gastos de la nueva talla realizada en 1935, pero debido a la situación política y a los fanatismos desmedidos, la imagen fue ocultada por Rafael Fernández Muñoz y José Pacheco Salinas en el domicilio del segundo, siendo trasladada a la casa de Federico vallés Fuentes, que vivía en la primera planta, para no levantar las debidas sospechas por la relación cofrade de José Pacheco. Tenemos que mencionar que la imagen del titular cristífero estaba en proceso de realización o encargada al artista valenciano que no la terminaría hasta años después.

Con la llegada en 1937 de las tropas nacionales a Málaga el 8 de febrero, la virgen del Rocío deja de ocultarse y se muestra de nuevo a los fieles, aún sin bendecir. La junta de gobierno toma medidas para la culminación y restauración de San Lázaro, así como la restitución al culto de sus sagrados titulares. El 10 de abril de 1938, Domingo de Ramos, la imagen de la virgen del Rocío es bendecida en la iglesia de San Lázaro por el canónigo de la Santa Iglesia Catedral Rafael Contreras, en el que delegó el prelado malagueño. Una iglesia también remozada donde se intentaba recuperar parte del esplendor que pudo tener con anterioridad, destacándose las misivas que la hermandad mandaba al obispo Balbino Santos Olivera, donde se exponen detalles incluso de cómo se han recuperado mármoles del primitivo altar en el vaciadero de escombros del ayuntamiento, en la desembocadura del río Guadalmedina, para incorporarlos al nuevo altar. También se encontraron elementos como la campana, el barandal del púlpito y la pila del agua bendita adquirida en 1934, estos elementos rescatados del puesto municipal de arbitrios. Se restablece el culto en la iglesia y como dato destacado se lleva a cabo el vía Crucis todos los viernes, la celebración de misas dominicales, así como los días preceptivos y otras en honor a San Lázaro. Se destaca igualmente la entrega de un abundante reparto de pan a los pobres el Martes Santo en honor a la memoria de las imágenes desaparecidas.

El ejercicio del Santo vía Crucis el viernes Santo, es referido en las misivas al prelado como un punto de interés, pues las subida al Calvario en este piadoso acto, tomaba relevancia para la corporación y así lo querían dar a exponer, incluyéndose la participación del propio presidente de la Diputación Provincial de Málaga.

VUELTA A LA NORMALIDAD

Este restablecimiento paulatino de actividades, finaliza con la petición por parte de la hermandad de unir más los lazos con el propio obispo Santos Olivera, solicitándole que aceptara el título de Hermano Mayor Honorario el 30 de mayo de 1938, siendo aceptado tal titulación por el propio prelado el 4 de julio de 1938.

La hermandad retoma también sus libros de actas y las celebraciones de juntas de gobierno en el año 1937, destacándose actas como las de marzo de 1937 del primer libro de actas donde se agradece al señor Pacheco y a su mujer el haber salvado la imagen de la Virgen del Rocío. La celebración de la junta, donde se expone la urgencia de la bendición de la imagen mariana en sesión del 10 de abril de 1938, o en la del 27 de julio de 1938, donde se alude a la no celebración de cultos en honor a la virgen en el mes de septiembre por falta de recursos. En 1937 la junta de gobierno de Manuel Sánchez Pérez solicita al obispo la llegada de un sacerdote fijo para la iglesia de San Lázaro, con tal de atender las celebraciones requeridas, no solo por la junta, si no por las necesidades espirituales de los feligreses del barrio.

La Cofradía retoma plenamente su vida de hermandad, incorporando en 1939, el 9 de julio, unos apéndices a los Estatutos de 1861, que venían a referir la titulación de Real, la reforma de cuotas, la incorporación de la imagen de la Virgen del Rocío, así como la celebración de determinados oficios y cultos, como la incorporación de un triduo eucarístico. En el apartado segundo relativo a la junta de gobierno, se especifica dentro de los integrantes de ésta, la figura del albacea de entierros, teniendo que ser además de este cargo, los otros principales, elegidos entre hermanos de luminarias o entierro. Las obras de restauración y acondicionamiento de San Lázaro siguen su curso, pidiendo la corporación al prelado la obtención del favor de realizar colectas entre el comercio y la industria, así como de mesas petitorias para llevar a cabo y concluir la empresa de San Lázaro. Teniendo la Hermandad mediante la exposición de la Santísima Virgen, puestas todas sus esperanzas en el resurgimiento de ésta.

Tanta era la relevancia del Santo vía Crucis, que éste se realizaba en San Lázaro todos los viernes del año, a excepción del viernes Santo donde se subía a la capilla de Calvario. Con la preponderancia que tomó este piadoso acto, el Ayuntamiento de Málaga, el 22 de diciembre de 1939 lo declara vía Crucis Oficial de Málaga al Monte Calvario, según oficio de la citada Corporación de 27 de enero de 1940.

Se retoma tras unos años, la ejecución de la talla del Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario por parte del artista valenciano Pío Mollar, al que como ya indicábamos se le dieron las consignas oportunas, para que la realizara siguiendo el modelo de la imagen desaparecida en 1931, que gozaba de una gran devoción y predicamento artístico, no en vano, es el titular en la que la hermandad sustentaba su historia centenaria. Con documentos gráficos de la talla se pretendía retomar la imagen tan venerada, como una manera de volver a los esplendores de antaño y de poseer una iconografía que no resultara distante y novedosa al pueblo y devotos, además de hacer que entroncara con esa piedad popular que tanto ponían en valor las imágenes del XVII y XVIII. Este caso como apunta Palomo Cruz, no era novedoso, pues hermandades como la de Jesús el Rico o la de Jesús de la Misericordia, también intentaban recrear y retomar la estética y postulados artísticos y devocionales de las imágenes desaparecidas. Sea como fuere, la talla de Pío Mollar, no cumplía con lo expuesto, recreándose una imagen mucho más tosca y dura en facciones que la anterior. Aunque esta se bendijo el Domingo de Pasión, 10 de marzo de 1940, por el obispo de la Diócesis Balbino Santos Olivera. Los técnicos de la Comisión de Arte Sacro habían emitido un informe negativo, exponiendo la necesidad de retocar la talla, por lo que se le solicita al vecino del barrio Francisco Palma Burgos, que realice la oportuna transformación y proceda a los necesarios retoques que den a la talla el debido decoro artístico requerido. En estos momentos asistimos a dos hechos históricos de relevancia, en primer lugar a la hechura de la nueva imagen titular del Nazareno y por otro, a la petición al señor obispo de la apertura de una puerta lateral en San Lázaro, por la que poder realizar la estación de penitencia el Martes Santo de 1941, petición que se aprobará el 30 de diciembre de 1940. La imagen del Nazareno no pudo salir en la Semana Santa de 1940 por orden del obispo, hasta que no fuera aprobada debidamente por la comisión de arte, con lo que en ese año sólo lo hizo la de la virgen del Rocío. Sobre un trono sin palio, por las pérdidas y la penuria económica, el hermano de la Corporación

José Rueda Aguilar desarrollaba unos elementos decorativos que se inspiraban en el anterior desaparecido, pero que sólo cumplían con la fusión de dar una imagen digna y aparente, mediante tallas geométricas y guirnaldas en un cajillo de tulipas, con abundante decoración floral y escueta candelería.

Francisco Palma, remite carta a Balbino Santos, obispo de Málaga, en la que a disposición de la resolución adoptada en la última Comisión Técnico Litúrgica de Arte Sacro, que presidió el propio prelado, ha realizado la reforma del rostro de la imagen de Jesús de los Pasos en el Calvario que le fue encomendada. Quedando a juicio del propio artista en las condiciones adecuadas para que pueda ser expuesta al culto y sacada en procesión. Incluso así, el propio artífice, deja insinuar la posibilidad de una intervención posterior, debido a la premura con la que se ha realizado ésta, para poder ser la imagen procesionada. El delegado de Cofradías Justo Novo de la vela, remite la autorización pertinente para dar culto y sacar en procesión la imagen del titular, con una premisa que nos resulta curiosa al menos, como es la de colocar a la imagen cabellera de seda y no de pelo natural, como era idea de la corporación. La imagen fue nuevamente bendecida por Balbino Santos el 9 de marzo de 1941.

Con respecto al hecho de abrir una puerta en el lateral de la iglesia de San Lázaro para realizar la salida procesional del Martes Santo, se otorga el permiso por parte del Obispado en diciembre de 1940, exponiendo que mediante la intervención y dirección de un arquitecto se pueda abrir una puerta grande por donde pudieran salir los pasos. Debería quedar empotrada en el muro, con tabique exterior e interior que la disimulen completamente de la estructura, derribándose los tabiques para la procesión, siempre con la supervisión del arquitecto y con la cautela de no alterar el edificio.

SALIDA PROCESIONAL

En la Semana Santa de 1941, procesionarán juntas por primera vez las dos nuevas tallas titulares. El Señor lo hará sobre un trono de reminiscencias medievales, adjudicándosele unas formas «neorrománicas», novedosas en el procesionismo malacitano, obra de José Rueda Aguilar, quien ya interviniera en el trono de la virgen del Rocío. Este trono que cambió poco a poco su morfología en años venideros, respondía a un alto cajillo rectangular con decoraciones geométricas y toscas columnas, así como unos candelabros de talla en madera barnizada de cinco brazos, junto a unos candelabros con velas que iluminaban el cajillo en número de dos en cada uno de los cuatros frentes. Este trono sufrió cambios como adelantábamos, incorporándose arcadas e imágenes en estas, jarrones de metal, columnas y brazos de bronce. Mientras que el trono de la Virgen del Rocío se finalizaba con complementos como el palio, a imagen del anterior, sin escudo central, pero con la misma disposición y número de barras de palio que las del trono de 1931, con bambalinas de damasco y cordones y borlas con campanillas. Se le adjuntaban también candelabros de metal de tulipas y mayor número de candelabros iluminando la imagen.

En estos años la hermandad prosigue con la restauración de la iglesia de San Lázaro y la Cofradía solicita un arrendamiento al Obispado, titular de la casa que quedaba adosada a la iglesia. De esta manera, el 23 de marzo de 1942, el Hermano Mayor Manuel Sánchez por parte de la hermandad y el vicario General Julio de la Calle Gómez, por parte del Obispado, firman contrato de arrendamiento de la casa anexa a la iglesia, por el precio de 45 pesetas mensuales por tiempo indefinido. Las obras que ejecutara la Hermandad quedaban a expensas de la misma, autorizándose a la Cofradía a realizar la apertura de una puerta que comunicara los dos edificios, sellándose ésta si la Hermandad dejara de ser la arrendataria. Con los años la Hermandad deja de tener disposición de este local, adquiriéndolo de nuevo en 1977.

En 1943, la Hermandad remite al Obispado el proyecto para la realización de los cultos cuaresmales, destacándose el Santo vía Crucis como eje fundamental de los mismos. Remiten una serie de actos para la madrugada del viernes Santo, pues entienden según se exponía, que los hermanos afortunadamente se ven en la obligación a practicar el vía Crucis que supone la piedra angular de la fundación de esta Hermandad, disfrutando igualmente del privilegio de la existencia de la cruz en la puerta de la iglesia, como primera estación de este, para fomentar el espíritu cristiano e incrementar el drama del calvario en la solemnidad augusta del viernes Santo, según exponen los hermanos. Además, se contaba con el honor que el Ayuntamiento de la capital concedía a este acto como vía Crucis oficial de la ciudad. En esta exposición de actos se reseñaba que a las cuatro se realizaría la Corona Dolorosa, Sermón de Pasión y Stabat Mater en la que se incluirían voces, armonium y orquesta, siendo a las cinco de la madrugada del viernes Santo cuando se saliese de la iglesia de San Lázaro camino del Calvario en piadoso vía Crucis para regresar a la iglesia. Se especificaba igualmente, que durante el Jueves y el viernes Santo y como ocurría en años anteriores, se expusiera a la veneración la Santa Cruz con sudario y corona de espinas, realizándose guardia a la misma por parte de los hermanos. El escrito concluye con una apasionada súplica al prelado Santos Olivera de la aprobación de los mismos, recordándole la vinculación que tiene con dicha entidad, como Hermano Mayor de Honor e invitándolo a participar en tan ejemplar acto. Se destaca en las crónicas que no sólo aprobó los actos referidos, si no que finalmente accedió a la petición y participó en el mismo.

Que la junta de gobierno llevaba con celo las reformas de San Lázaro lo demuestran los diferentes escritos que ésta remite al Obispado y al Ayuntamiento en base a la colocación por parte del Ayuntamiento del escudo de la fachada, que había sido retirado y la supresión de un muro en la apertura del antiguo Camino Nuevo. Se exponía que el arquitecto Sr. Miró sólo pretendía alterar y dificultar la salida procesional de la Hermandad. Estas dos peticiones fueron aprobadas tanto por el Ayuntamiento, como por el arquitecto del obispado y el propio obispo. Podemos analizar cómo estamos en un proceso de cambios arquitectónicos y estructurales, de relaciones con el Ayuntamiento y Obispado, de celebraciones piadosas, donde el valor espiritual de estas quedaba patente a lo largo de todo el año, quedando en estos momentos la salida procesional como otro acto más, dentro de estos, de carácter extraordinario para la Hermandad. Toda la culminación de esta fase de restauración y restablecimiento de la iglesia de San Lázaro culminan en el año 1948, pues tras las obras de restauración, se bendijo la iglesia el día 25 de julio, destacándose el trabajo del Hermano Mayor Luis Medina Montoya, como uno de los impulsores de la misma.

Como veníamos relatando, se guarda extraordinario cuidado en todo lo que atañe a los cultos de esta Hermandad, tanto es así, que se solicita por parte del albacea de cultos, vecino de la victoria, Sr. Ramos el oportuno permiso del prelado para la realización en diciembre de 1948, durante la Nochebuena, de la Misa solemne del Gallo, aludiendo no sólo al deseo de años atrás de la junta de gobierno, sino a las súplicas del vecindario de La Victoria. La petición no es atendida favorablemente por el obispo, que no da su autorización, suponemos que entre otras causas, por la premura de la misma, pues la solicitud viene fechada el 20 de diciembre de 1948.

PANTEÓN

Con el devenir de las décadas, la Hermandad pretende incrementar su patrimonio, llevar a cabo el mantenimiento de la iglesia y sus posibles reformas y quedar a salvo de cualquier deuda que pudiera haber adquirido. A este respecto y con la idea de la realización de unas obras en la iglesia, y la ayuda al incremento patrimonial, la junta de gobierno se plantea la venta de los nichos propiedad de esta, nichos que habían recuperado según escritura de compra ante el notario Alonso de Miguel y Martínez, con fecha 7 de julio de 1934, del que fuera su panteón, pues mediante la misma, acometerían los proyectos y se podrían atender las necesidades económicas de la Hermandad. A este respecto tenemos que señalar unas cuestiones previas que quedaron décadas atrás. Con la intención de la venta en los años 20 del panteón de la hermandad, esta realizó unas gestiones individuales y particulares para ello, sin contar con los debidos consentimientos por parte del prelado de la Diócesis. Mal vendiendo el patrimonio, llegando a constituirse como asociación civil, simulando la venta del panteón a José Selelles Godet en la cantidad de 10.000 pesetas, cuando su valoración era de 45.000 pesetas. Restablecida y confirmada una nueva junta de gobierno, como hemos descrito con anterioridad, era obligación y deseo de esta, de recuperar la autoría del panteón, poniendo pleito a los hermanos encabezados por Ricardo Ramírez Vergara con la idea de rescatarlo. Ganado con los años el pleito, el último abogado y procurador que lo llevaba, dejaron pasar según se argumenta un plazo legal, que aprovecharon los anteriores miembros para adscribirse la propiedad a su favor, por el abandono de los derechos, volviendo en este caso el juzgado de la república a fallar a su favor. Tras unas gestiones realizadas por el abogado Francisco García Almendro, quien fuera con posterioridad Hermano Mayor Honorario, se consigue de la parte contraria la cesión de ocho nichos de los 45 de los que constaba el panteón en el cementerio de San Miguel. Las circunstancias de propiedad en poder del señor José Selelles, hicieron que éste tuviera que aprobar la cesión, no pudiendo hacerlo por su encarcelamiento en la prisión provincial y su muerte en la misma, por lo que la Hermandad se ve en la obligación de auxiliar a estos hermanos de luminaria o entierro, disponiendo para ello una serie de apéndices en sus estatutos aprobados en diciembre de 1940. Con ello tenemos que entender las dificultades por las que pasaba la Cofradía y los problemas que acarreaba desde la década de los años veinte, con posteriores episodios al respecto del panteón en 1940. También son reseñables las vicisitudes acaecidas a la Hermandad y el hecho de que una junta quisiera enajenar y convertirla Hermandad en una sociedad civil, impidiéndolo después los hermanos y el propio Obispado.

Pero de todas estas cuestiones, destacamos el hecho que la Hermandad mantiene con una nómina de hermanos, la política de enterramientos que existía en centurias pasadas, incluso en el cercano siglo XX. Para ello, y viéndose desprovistos de la titularidad del panteón, exponen una serie de artículos adicionales, que como apéndices se incorporan en 1940 a sus Estatutos, que recordemos se readaptaron y aprobaron en 1861. Estos apéndices argumentan las obligaciones de la Hermandad, mientras que ésta no posea panteón o esté en búsqueda de la realización de uno de nueva factura, con los hermanos. Así se estipula que el número de oficiales de la junta sea de treinta como cantidad máxima y que a su vez, sólo puedan ser ostentados por hermanos de luminaria o entierro. Se expone como era costumbre en las estipulaciones de antaño, que los hermanos que fueran admitidos hasta completar ese número de treinta, no fueran mayores de cuarenta años, con el indispensable requisito de no haber contraído, ni tener ninguna enfermedad crónica, aludiendo a su perfecto estado de salud para realizar el ingreso, para lo cual deberán justificar dichos estados mediante documentación requerida por la junta. Se establece la cantidad de 10 pesetas como limosna de entrada y una cuota mensual de tres ptas. que puede variar según las disposiciones de la junta, haciéndole llegar al hermano un oficio donde se especifique su admisión y los derechos concedidos. Estos derechos serán derogados de inmediato, siempre y cuando el hermano dejara de pagar más de tres recibos mensuales. Igualmente resulta destacable el artículo donde se especifica que los hermanos han de adquirir anualmente la bula de la Santa Cruzada, para lucrar las indulgencias concedidas, cuya exhibición era obligatoria en la junta de gobierno. Señalar que esta bula que hundía sus raíces en las aportaciones a los reyes y a la iglesia para ocupar los lugares santos o participar económicamente en los conflictos de carácter religioso, con el tiempo desembocó en la ayuda económica para obras de caridad y sustento de las mismas por parte de la iglesia, permitía numerosas indulgencias a quien la ostentara, quedando en el territorio español su vigencia hasta la segunda mitad de los años sesenta del pasado siglo XX. Así pues, la aportación del hermano de luminarias o entierro suponía anualmente una cantidad muy considerable que sólo quedaba al alcance de pocos, pues se amenazaba con la pérdida de derechos si el hermano no adquiría dicha bula.

En cuanto a los derechos adquiridos en la admisión, tras el fallecimiento del hermano, la familia percibiría la cantidad de 125 pesetas que servirían para los gastos de entierro, así como el pago del coche de tercera categoría para el traslado, siempre y cuando el fallecido perteneciera a esta localidad. La Hermandad colocará la lápida haciendo referencia a la pertenencia del hermano a la misma, recalcándose que los gastos del Ayuntamiento, sanidad y en general serán sufragados por la «primera familia doliente». Igualmente se abonará el coste de tres misas en la iglesia de San Lázaro durante los ocho días posteriores al fallecimiento. Además de estos beneficios, todas las misas de difuntos y las comuniones generales serán ofrecidas por el alma de los hermanos adscritos a esta luminaria.

También existían unas disposiciones en siguientes artículos en base a la nulidad de las existentes en los anteriores Estatutos, donde se refería al atuendo de riguroso negro del difunto, a la presencia de 13 niños de la providencia y 12 pobres del asilo de mendicidad o la reducción a cuatro de los cantores en la puerta de San Lázaro. Si el hermano era enterrado en otra localidad se ofrecerían las 125 pesetas a la legítima familia del mismo, excluyéndose todos los beneficios señalados a parte de las tres misas rezadas.

Los hermanos de entierro, deberán por obligación asistir a los entierros de sus hermanos, incluso acompañar el Santo viático si así fuera necesaria su administración, imponiéndosele una multa de 5 pesetas si no cumplía con estas disposiciones, llegando incluso a quedar suspendido durante tres meses hasta en sus funciones de directivo, en caso de serlo, si tampoco pagaba el estipendio de la multa. El hermano llevaría sobre su féretro la bandera o guión de la Hermandad, piezas que se realizarían para tal ocasión.

Finalmente quedan reflejados el cuidado de los enseres necesarios para los enterramientos de los hermanos, estando su mantenimiento y adquisición a cargo de los fondos de luminaria y nunca por los ingresos para cultos de los sagrados titulares. También se expone que el altar portátil del sacramento y el túmulo para las honras fúnebres sean propiedad de la Hermandad, para su uso con estos y otros hermanos. Estos derechos no son administrados hasta seis meses después de la aprobación de los apéndices por el obispado y de un año de la admisión del hermano, a no ser que el hermano abonara la cuota correspondiente a los seis meses.

Con la intención de vender estos nichos en la segunda mitad de los años cuarenta del siglo XX se pone en marcha toda la maquinaria legal para hacerlo, teniéndose que dar parte al Obispado, señalándose que celebrado el cabildo general se aprobó la venta del mismo, teniendo la renuncia de los poseedores de estos en el archivo de la Hermandad, indicándose igualmente las consecuencias que aludían al cobro por parte del Ayuntamiento de los derechos de apertura y enterramiento, con lo que el aporte económico era inexistente, además de tener que sufragar los gastos de mantenimiento y conservación, cosa que le era complicada por existir en el mismo panteón nichos de distintos propietarios. Con la venta de los mismos la Hermandad proporcionaría a los 22 hermanos que se adscriben como de entierro la cantidad de 500 pesetas a los familiares más cercanos, corona de flores y lápida de mármol blanco, así como los sufragios por las almas, por la renuncia de los derechos que estos hermanos cedieron por sus nichos; que la hermandad tenía en el patio tercero del cementerio de San Miguel con los números 11 al 18.

En agosto de 1954, siendo hermano mayor Enrique Rodríguez Murillo y secretario general José Cerezo, se transmite documentación al obispo de Málaga, solicitándole el poder realizar la venta de los nichos que se estipulan en la cantidad de 60.000 ptas. con las que se afrontaría la cancelación de un crédito que se tuvo que negociar con la Caja de Ahorros de Ronda por 44.000 pesetas y unas mejoras y obras en la iglesia de San Lázaro por importe de 7.512,80 pesetas. Con el beneplácito del obispo Ángel Herrera Oria los nichos son vendidos y se acometen las obras en la iglesia de San Lázaro. En el enriquecimiento patrimonial también hay que contar con una pintura del artista Salomón Conejo de 1950 destinada al estandarte de la titular.

INCREMENTO PATRIMONIAL

En referencia al patrimonio, en 1948 se acomete la realización del nuevo y requerido trono de María Santísima del Rocío, que entroncaba con una estética neobarroca que abandona por completo las concepciones anteriores y se establece dentro del gusto procesionista malagueño de la época, que con unas similitudes a la talla del granadino Luis de Vicente, recreaba toda una maquinaria de vistosa volumetría, con grandes volutas y unas especiales ramificaciones de arbotantes en las esquinas, obra que entroncaba con la realizada por el mismo autor unos años antes para el trono de la virgen de la Esperanza , también de Málaga, señalando que aunque Adrián Risueño es el maestro que aparece como principal, serán el escultor Andrés Cabello Requena y el pintor Luis Ramos Rosas verdaderos artífices de esta maquinaria procesional, que se presentaba en madera tallada y plateada con todos los elementos de una expresión barroca puesta al servicio de las cofradías, donde caracoles, , columnas, fustes, hojarasca, molduras y esculturas rivalizaban en un conjunto que se culminaba con el palio de largas morilleras, así como madroñeras, junto al manto blanco que caía por la espalda de la imagen. Todo un logro para la época que situaba a la virgen entre aquellas imágenes que además de popularidad, por su iconografía, tomaban la relevancia procesional requerida, con elementos como este nuevo trono, donde los hermanos García Grana y Fernández Fernández fueron verdaderos promotores de esta obra, al quedar al frente de la recaudación del mismo, que ascendió a la cantidad de 150.000 pesetas, siendo hermano mayor Luis Medina.

En estos años se intentaba un enriquecimiento en cuanto al patrimonio se refiere, como ya hemos podido comprobar, observando como el hábito penitente quedaba compuesto por túnica con botonadura dorada y capirote blanco, con capa y escudo bordado, escapulario y sandalias. Hábito que ha llegado prácticamente a nuestros días, donde no aparece en la capa de damasco el escudo bordado, que por otro lado también era una reminiscencia del hábito de principios de los años 30.

Con la realización por parte de Adrián Risueño del trono procesional de la virgen, quedaba pendiente y tras el buen acogimiento que tuvo este, la sustitución del trono del Señor de los Pasos, pues como ya hemos recalcado, la maquinaria procesionista de José Rueda Aguilar distaba mucho de agradar los gustos cofrades, de quedar dentro de una filosofía artística más propia y una estética acorde a la imagen que se procesionaba. A este trono le fueron añadiendo aditamentos, aunque apuntaríamos más a la realización de uno totalmente nuevo y genuino, más que a la incorporación y sustitución de los elementos existentes, aunque todas las crónicas hagan saber que es una evolución y reforma del anterior. Sea como fuere, toda la estética que amparaban los cofrades queda expuesta en esta obra de 1952 de Adrián Risueño, donde los dorados arbotantes de las esquinas, con grandes volutas y hojarascas, los arcos centrales de los frentes, los paneles decorativos y la voluminosidad de la talla dorada, junto a la capilla central a modo de sagrario, lo configuraban como un retablo andante. El Nazareno comenzaba a procesionarse con túnica bordada, con cruz con remates de orfebrería de Manuel Seco de Sevilla y la cofradía empezaba a definir con claridad una estética propia del procesionismo malacitano.

Recorte de prensa con la bendición del retablo de San Lázaro. Archivo Díaz de Escobar
Recorte de prensa con la bendición del retablo de San Lázaro.

La iglesia de San Lázaro es convertida en parroquia por el obispo Ángel Herrera Oria en marzo de 1953, aunque no funcionaría como tal hasta el año 1961, con el primer párroco Francisco Julio Ruiz Furest. El edificio ya había ido sufriendo las pertinentes reformas, desde 1931, queriéndose culminar su apariencia con la incorporación de un retablo para el altar mayor en 1959, idea promovida por el hermano mayor y gran benefactor de la Cofradía Francisco García Grana. Es curioso como la venta por parte de la Compañía de Jesús de un retablo de mediados del XVIII de la capilla del Colegio San Estanislao de Kostka existente en el barrio de El Palo, vino para la ocasión como algo inesperado, del que tras llegarse a un acuerdo, se beneficiaron la cofradía y lo orden religiosa. Con las obras de instalación comandadas por Adrián Risueño, se pidió el oportuno permiso al obispo, que tras recibir el proyecto para la aprobación de la Comisión Diocesana de Arte Sacro, aprueba la instalación en 1961 del retablo. Se realizan obras en el altar mayor y en la sacristía y se produce un hecho significativo que ha llegado a nuestros días, cuando por primera vez y debido también a las especiales medidas del retablo, se coloca a María Santísima del Rocío en el altar mayor, quedando en un lateral la imagen del Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario. Este hecho marca indiscutiblemente el paso total de la Hermandad, que hasta ahora tenía la veneración y la advocación del Nazareno, como la principal y más devota imagen que fundamentó la creación de esta corporación centenaria, para dejar paso a la inevitable atracción devocional que suponía la imagen de la virgen, que en pocas décadas acaparaba las miradas del barrio y de Málaga, hasta incluso denominarse la Hermandad como la del Rocío.

Con el devenir de los años y la consolidación del patrimonio y de un corpus procesional, los cofrades del Rocío no dejan de acrecentar este en pos de unas formas y excelencias que marquen a la corporación. El gusto por diseños estudiados y de maestría, las composición del cortejo procesional y cada uno de sus elementos, además de la celebración de los cultos, se iban marcando y definiendo. De ahí, que se quiera cambiar el trono de la virgen del Rocío por otro donde la estética cambiaba totalmente, abandonando la madera tallada por la orfebrería, tan del gusto de estas décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo, que venían definidas por unas estéticas procesionistas andaluzas, con cenit en la capital hispalense. De esta manera, se adopta un modelo que viene definido por los trabajos del artista malagueño Juan Casielles del Nido, verdadero impulsor de unas formas que se iban entremezclando con aquellas otras más propias o definitorias de la capital malagueña. De este modo, se proyecta un trono de metal plateado que sustituyera al de talla en madera en 1966 y que ha llegado a nuestros días con determinadas reformas estructurales y aditamentos de talla. Sea como fuere, se concibe un cajillo de rectangulares formas, donde se van sucediendo las columnas, capillas, paneles decorativos y esquinas, junto a la crestería partida superior. Se le otorga mayor relevancia al programa iconográfico, con escenas en las cartelas cuadrifolias de los paneles, con cabezas de ángeles querubines, ángeles, junto a la siempre presente virgen de la victoria en la capilla frontal y los ángeles músicos de las laterales. Los arbotantes de basamentos circulares, frente a las base cuadrangulares de las barras de palio que en número de 12 se disponen en el mismo, las ánforas con mayor diseño y trabajo, respondiendo a los modelos del artífice, con estrechamientos en sus diferentes partes, que aparecería con palio de crestería en metal plateado y dorado, con bambalinas de malla bordadas en plata, además de manto blanco, siendo estrenado en la Semana Santa de 1967, saliendo el trabajo de los talleres sevillanos de villarreal. La estética de la imagen de la virgen se va definiendo, las bambalinas son de malla, con bordados en plata, el manto también se bordó sobre terciopelo blanco, la disposición de la cera, en mayor número, la colocación de las ánforas, los vestidos de la imagen y las mantillas, así como su colocación. Todo iba transcurriendo por la incorporación también de una juventud y de unas ganas de realizar cultos, eventos y adquisiciones patrimoniales que engrandecieran la corporación.

En esa relación que el barrio de la victoria tiene con la virgen del Rocío, y tras las celebraciones de Pentecostés, la imagen fue y sigue haciéndolo procesionada en andas, donde recorre las calles del barrio y hay una especial cercanía con su gente.

Tras la hechura del trono de la virgen, con la mente puesta en las mejoras y adquisiciones patrimoniales de primer nivel, se estima por parte de la junta la adquisición de la talla de un nuevo Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, aduciendo entre otras la conservación de la misma, que quedaba afectada de carcoma. Pero según apuntan los escritos que se realizan a la hora de efectuar los actos de presentación y bendición de la imagen, la baja calidad artística de la talla de Pío Mollar, no correspondía con unos patrones artísticos de nivel, como expone el albacea de cultos Eloy Téllez en noviembre de 1976. Hemos de recordar la relación que ya existía entre la Hermandad y el taller de villarreal, así como los artistas que trabajaban para este taller, con lo que en una de las visitas y estancias en el mismo, se percataron de la existencia del busto y manos de una imagen de nazareno, que fue adquirida pues a los talleres de orfebrería y llevada por el referido Téllez y miembros de la junta de José Gómez Téllez como Esteban Ribot al obrador del sevillano de Carmona, Antonio Eslava Rubio. Eslava se encontraba en su última época escultórica, recordemos que tan sólo seis años después de la realización del Nazareno, fallecía el artista, siendo algunas de sus últimas obras realizadas para Málaga y Fuengirola. De esta manera y con el busto y las manos en madera, sin completar de talla incluso, por del artista sevillano Rafael Quiles, la Hermandad deja en manos de Eslava, la culminación de la talla, la realización de un cuerpo anatomizado, de mayor inclinación y movimiento que el existente hasta el momento y el policromado de toda la imagen. Eslava Rubio, prácticamente utiliza la madera como soporte estructural de la imagen, pues podemos decir que nada o casi nada queda de la anterior recreación de Quiles, pues el imaginero le otorga los valores inherentes a sus obras, retalla la cabeza y las manos, las acondiciona al nuevo cuerpo y policroma toda la obra, en base a unas tonalidades oscuras.

Con la imagen realizada, existe un proyecto como apuntamos de realización de actos culturales, bendición y traslado, aludiendo a que no bastaba que la obra fuera de alta calidad artística, si no que se tenía que ver revestida de toda una parafernalia cultural que diera la verdadera magnitud de la misma y de la ocasión tan particular para la entidad nazarena. Con ello y para hacernos una idea de la relevancia e importancia que tenía que tener la bendición y la puesta en escena de la nueva imagen del Nazareno. De ahí que se dividan las propuestas de Téllez Carrión en actos culturales y religiosos. Los primeros quedarían formados por la exposición de la propia talla del Nazareno de una manera adecuada, en lugar y condiciones que proporcionaran la perfecta visión en todo su conjunto y pormenorizadamente de la imagen.

Se proyecta un concierto polifónico y de igual manera, una conferencia que recogiera el tema «La Cofradía del Rocío y el barrio de la victoria». Junto a estos actos culturales previos a la bendición, esta se encuadraba en otros religiosos con el punto álgido de esta, que tendría lugar en la parroquial de San Lázaro, siendo la imagen bendecida en la celebración de un pontifical por el obispo de la Diócesis Ramón Buxarrais Ventura, siendo los padrinos de la bendición Ramón Vela Pastor y su señora, en nombre de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, que a la sazón eran Hermanos Mayores Honorarios de la corporación, actuando una masa coral durante el acto litúrgico de la bendición. De la misma manera, se tenía prevista la realización de un triduo eucarístico, que correspondería al tradicionalmente celebrado en cuaresma por la Cofradía y una función religiosa que concluyera con el primer y solemne besapiés a Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario. La finalización de los actos se concluiría con una comida de hermandad, proponiéndose una comisión organizadora que presentara el proyecto con su presupuesto de gastos.

Tanto los actos culturales como religiosos quedaron prácticamente como reflejaba este anteproyecto, es decir se realizó una exposición en los salones de la Sociedad Económica de Amigos del País en la plaza de la Constitución, donde se pudo apreciar la nueva talla del Nazareno, no especificándose el llevar a cabo ni el concierto, ni la conferencia. En cuanto a los cultos por la bendición, esta sí que tuvo diferencias en cuanto al lugar de la misma, el Santuario de la victoria, como quien concelebró y bendijo la imagen, el párroco de San Lázaro y Director Espiritual, Francisco Julio Ruiz Furest, el Muy Ilustre Monseñor Benigno Santiago Peña, párroco arcipreste del Santuario de la victoria y el Reverendo Francisco Jiménez villarejo, delegado episcopal de Cofradías, actuando como padrinos José Cuberta Graña y Gracia Almagro de Coll. La eucaristía estuvo acompañada en su apartado musical por la Coral Santa María de la Victoria y por la Orquesta Sinfónica de Málaga, con dirección del P. Manuel Gámez. Tras la celebración de la bendición el Señor fue trasladado a la parroquia de San Lázaro, realizándose un devoto y solemne triduo predicado por el Reverendo Padre Francisco Castro Gutiérrez, cura párroco de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús. La petición al obispo de la Diócesis Ramón Buxarrais mediante la que se le solicitaba que fuera el cura párroco de San Lázaro el encargado de bendecir la imagen se realizaba en 1977, recibiendo el 26 de marzo de 1977 por parte del vicario General la concesión deseada a este respecto.

La Hermandad va tomando las formas que la han llevado hasta nuestros días, pero en estos años finales de los setenta y principios de los ochenta se va definiendo, manteniendo y realizándose todo uncorpusornamental para la procesión que incluían estandartes, cruz guía, mazas, bastones, bocinas, así como escapularios y la nueva creación de hábitos penitenciales en estos finales de los 70. Las piezas como la cruz guía de metal plateado o los estandartes con pinturas de Salomón Arias Conejo, eran piezas proyectadas a principio de los años 60, siendo hermano mayor José García Grana. Se recalca a este respecto patrimonial la cruz relicario que hunde su hechura en el siglo XVIII, con reliquias que han parecido pertenecer a San Francisco de Asís, San Buenaventura, Santa Margarita de Cortona como santos franciscanos.

En este apartado artístico decir que en el mandato de Antonio Gómez Téllez se realizan los nuevos hábitos así como la creación del trono procesional del Nazareno, ejecutado por componentes de la junta de gobierno como fueron Pino y Puyet con la colaboración del Sr. Casado.

La Cofradía se va haciendo así misma, y la popularidad de la Hermandad victoriana queda reflejada cada Semana Santa en la salida procesional de esta, donde existe una auténtica catarsis entre el pueblo de Málaga y la Hermandad, sobre todo debido a la advocación mariana, aunque la imagen del Nazareno va quedando situada completamente en el contexto de la corporación en estos años y los proyectos irán encaminados precisamente entre otros a su puesta en valor.

DESDE 1977 HASTA 1990

Los años finales del siglo XX suponen todo un resurgimiento económico y social en la ciudad de Málaga, se están produciendo transformaciones que marcarán las pautas hasta nuestros días, pero también veremos cómo el XXI comienza con ese empuje arrollador y muchas veces ficticio, que nos condujo a una crisis de la que todavía se bebe. Como siempre y como tantas otras veces, las cofradías de Málaga no son inmunes al paso de los acontecimientos que afectan a la ciudad y sus gentes. Al igual que el incremento patrimonial alcanzó cotas inimaginables en cuanto a cantidad y calidad artística, en el último tercio del siglo XX y principios del XXI, también iba emparejado a este aspecto, aquella máxima de siglos pasados, donde la ayuda, la asistencia y el apoyo, no dejaban de ser referentes en las bolsas de caridad o vocalías asistenciales que ponían en marcha todas las hermandades, acrecentando aún más, la labor de ayuda en los programas de las diferentes cofradías, como también en el de la propia Agrupación.

La Hermandad del Rocío, viene de incorporar la imagen del Nazareno, obra de Antonio Eslava Rubio, con la que la estética del caído y de la propia corporación, ganan en referencia a la talla anterior, pero además, se va buscando una simbiosis entre la imagen de Jesús de los Pasos y el trono, por lo que aunque el trono de Adrián Risueño de los años 50 no dejaba de ser referente y las transformaciones y aportaciones posteriores lo iban encaminando hacia otras formas artísticas, existía la idea de un completo cambio morfológico. Igualmente, el trono de la virgen seguirá con nuevas incorporaciones y transformaciones, así como la propia imagen de ésta. La Hermandad incrementará también su patrimonio social y arquitectónico, además del artístico como contemplábamos, pero a su vez y como ya ocurriera a lo largo del tiempo, sufrirá unos desestabilizantes acontecimientos que mermarán la convivencia y el devenir de la misma, quedando en manos de otros órganos gestores que venían propiciados por el propio Obispado de la ciudad, culminando hasta nuestros día con la gozosa y revitalizante coronación canónica de la Virgen del Rocío, que marca un indiscutible punto de inflexión en la vida de esta corporación.

Los años 80 del anterior siglo siguen gestando la popularidad de la Virgen del Rocío, asociada indiscutiblemente al Barrio de la Victoria, tanto es así, que en su salida por la feligresía y calles del barrio victoriano, la imagen permanecía en Pinosol a la pública veneración de los fieles en una improvisada capilla, volviendo a San Lázaro al día siguiente. Esos encuentros devocionales con el entorno y la propagación del apelativo de «Novia de Málaga», le configuraban a la Hermandad una idiosincrasia especial en el cómputo de las hermandades malacitanas, que se fue depurando con los tiempos, adquiriendo la popularidad además un carácter señorial. Las salidas por Pentecostés y la festividad de la imagen de la Virgen del Rocío tomaban cada vez más protagonismo, así como las salidas penitenciales el Martes Santo. Tanto fervor popular y tal auge procesionista llevaron a que la imagen de la virgen fuera la representada en la instantánea del cartel de la Semana Santa de 1981, obra ganadora del concurso que la Agrupación de Cofradías convocaba y donde la diapositiva de Julio Bravo representaba el paso de la virgen del Rocío el Martes Santo por el barrio de la victoria, concretamente en la plaza del mismo nombre, donde la cruz de forja y artísticos faroles marcan el enclave y definen la singular vinculación. Pero aunque en este caso, la imagen de 1981 habla única y exclusivamente de la Hermandad del Rocío, siendo la protagonista absoluta en este cartel, que viene precedido por otros, donde la fotografía era de uso generalizado, no será el primero donde aparezca representada la cofradía, pues existen los ejemplos de 1952 de Arenas, en el que junto a otras instantáneas se puede ver la del trono de la Virgen del Rocío en el lateral derecho, en su parte superior, así como en el cartel de 1953, donde esta vez la imagen la componen nazarenos del cortejo penitencial de la hermandad victoriana, en este cartel compositivo del mismo autor Arenas. Recordemos que la fecha de 1981 resulta convulsa en el devenir histórico de España, con el fallido golpe de estado llevado a cabo el 23 de febrero, aunque las cofradías continúan con sus actividades, incluso con nuevos ingresos en el seno agrupacional como la Cofradía del Monte Calvario.

Con el auge y la admiración popular que tomaba la Cofradía y la virgen del Rocío, se expone la idea de realizar anualmente una exaltación denominada «Un clavel para el Rocío», una glosa que tenía el carácter de floral, pues se solicitaba públicamente al pueblo de Málaga el llevar claveles a los titulares, para de esta manera, promover la devoción y obtener mediante las donaciones florales, los claveles necesarios para el exorno floral de los tronos. Feliz idea del entusiasta Manuel Sánchez Ballester, entonces secretario general, que a finales de los años 70 puso en marcha esta petición, siendo en 1982 cuando se realiza la primera exaltación por parte de Claudio Gallardo López, exaltación que supone una de las citas cofrades más longevas de todos los actos que se realizan en la cuaresma malagueña en nuestros días.

Son los años del mandato del hermano mayor Antonio Gómez Téllez, que vino a revitalizar y regenerar los hábitos nazarenos, la procesión y los actos como el mencionado clavel, pero también se renuevan los estatutos de la hermandad, al igual que otras muchas corporaciones, se ponen al día y se ajustan a las directrices del Obispado, aprobándose los estatutos en octubre de 1982, por el vicario general Manuel Díez de los Ríos, recordando que los hasta el momento Estatutos de la Hermandad, venían de los distintos apéndices que le fueron anexionados a los Estatutos de 1861.

La Hermandad encamina sus esfuerzos, amén de su vida espiritual, hacia las mejoras en la procesión, incluyendo nuevos elementos que en el trono del Señor se percibían en la colocación de cuatro faroles en las esquinas, la túnica de terciopelo burdeos y la cuadrangular y gran cruz con remates dorados. Mientras al trono de la virgen de palio de malla con bordados en plata y manto de terciopelo blanco con bordados en oro, le eran incorporas las cabezas de varal de los talleres de Orfebrería Villarreal en 1984.

En la Semana Santa de 1985, la Cofradía por primera vez, regresaba por la Cruz verde y Altozano, hecho significativo en aquellos entonces, pues se realizaba hasta cruceta para asegurarse de la posibilidad real, relatándose en las crónicas, cómo el jefe de procesión el 15 de marzo de 1985 la efectuaba por las citadas calles, con el acompañamiento de las gentes del barrio, interesadas desde hacía bastante tiempo, en que la vuelta se produjera por este entorno. Este cambio de recorrido queda en la memoria e historia de la corporación, porque entonces se llegó a cuantificar en la cantidad de 400.000 pesetas el coste de la retirada o subida de cables de las diferentes calles por las que se pretendía pasar. Finalmente, no supuso tras conversaciones y arreglos ningún gasto extraordinario para la hermandad, que el Martes Santo de 1985, el 2 de abril, volvía de regreso por la Cruz verde y Altozano.

Pero a la preocupación por incrementar el patrimonio artístico, se añadía la de su mantenimiento y puesta en valor, además y principalmente la de conformar un espacio donde poder realizar la vida de hermandad y aglutinar el patrimonio mediante la construcción de una casa hermandad en las inmediaciones de la parroquia de San Lázaro. Con estas aspiraciones, la Cofradía adquiere un terreno en el número 10 de la cercana calle Amargura, construyéndose el edificio con las donaciones realizadas por Cristóbal Peñarroya Sánchez a la sazón, mayordomo honorario del trono de la virgen del Rocío, que sufraga la realización de una de las primeras edificaciones que a este respecto se realizaron en Málaga. La bendición e inauguración de la casa de hermandad se llevó a cabo en la festividad de Pentecostés de 1986.

Con la aportación del edificio de la casa hermandad, las miras de la Cofradía se encaminan hacia el patrimonio artístico de la misma, a la vez que el mantenimiento de los cultos, las salidas de Pentecostés y el Martes Santo. En este auge procesionista y con la concerniente puesta en valor de la imagen mariana, se celebra el Año Santo Mariano, siendo hermano mayor Julio González Ruiz. Esta efeméride especial, era la segunda de este carácter convocada por un Papa, en este caso por Juan Pablo II entre 1987 y 1988, concretamente y por su simbología, se inauguraba en las vísperas de Pentecostés el 6 de junio de 1987, con lo que la fecha simbólica, era marco idóneo para que la Cofradía del Rocío, en su salida de Pentecostés por las calles del barrio de la victoria y en conmemoración del citado año, lo realizara en su trono procesional. A este respecto, tenemos que añadir que un elemento ahora tan común, como son las salidas extraordinarias y la incorporación a los varales de hermanos de otras corporaciones, amén de los de la propia, fue posible en esta de Pentecostés.

LOS AÑOS 90 DEL SIGLO XX

La Cofradía a principios de los 90, mantiene una intensa realización de cultos a lo largo del año, que vienen propiciados por su carácter sacramental, realizándose en todos ellos la exposición de su Divina Majestad, así como bendición y reserva. Se llevan a cabo las celebraciones y misas del Espíritu Santo, la conmemoración del mes del rosario, las misas por los hermanos difuntos y la celebración del dogma de la Inmaculada Concepción en diciembre, además de las misas de Estatutos el último domingo de cada mes. Junto a estos, se realizan los cultos específicos a los sagrados titulares, quinario para el Nazareno y triduo a la virgen del Rocío y función principal de Estatutos el domingo de Pentecostés, además de la misa de Comunión General del Martes Santo a las 8 de la mañana y la misa de acción de gracias el domingo siguiente al de Resurrección. Se sigue realizando el Santo vía Crucis Oficial de la ciudad de Málaga al Monte Calvario, la procesión de velas a Barcenillas, los Pinos y Pinosol, donde quedará la virgen para su veneración en una capilla construida por los vecinos, para que el sábado se realice rosario de la aurora por campanilleros desde Pinosol a su ermita, concluyéndose con la salida de gloria por las calles del barrio en honor a «la Novia de Málaga», como se especifica en los cultos externos de la corporación. Además de la salida del Martes Santo, se continúa con la exaltación floral, la ofrenda y la visita el Miércoles, Jueves y viernes Santo a los titulares que permanecerán en sus tronos en la casa hermandad hasta el Sábado Santo día de su traslado.

El mandato de la junta de gobierno de Julio González revitalizará el patrimonio de la hermandad con aportaciones excepcionales y marcará las pautas a seguir en años sucesivos. Este hecho, que definirá las futuras adquisiciones patrimoniales, lo simboliza en 1992, la realización del nuevo guión corporativo, con diseño de Eloy Téllez Carrión y bordado por Jesús Ruiz Cebreros, supuso una de las piezas que creaban un punto de atención artístico en la Semana Santa de Málaga, pues al espléndido diseño del hermano de esta Cofradía Eloy Téllez, se le unía una magistral ejecución en las labores de bordado, así como en la talla en marfil del crucificado del remate obra de Manuel Carmona Rodríguez, junto a la orfebrería de los talleres sevillanos de villarreal.

Pero si existe un momento en el que hacer hincapié, éste no deja de ser la intervención en la imagen de la Virgen del Rocío que llevó a cabo Luis Álvarez Duarte en el año 1992, donde sin perder un ápice de su idiosincrasia, los valores escultóricos y la propia fisonomía, se revalorizó y se le otorgó mayor categoría con la nueva policromía ejecutada, así como la limpieza y puesta en valor de la imagen de la virgen. Este hecho se materializó además, mediante conferencia y presentación de la talla a los hermanos y al mundo cofrade, pues eran los años donde los valores expositivos y la trascendencia de las nuevas adquisiciones empezaban a tomar relevancia y a ponerse en valor.

Otro momento que sin duda vino a complementar esta espiral de nuevas creaciones y cambios significativos en la hermandad, lo supuso la ejecución del nuevo trono para el Nazareno de los Pasos, que era presentado el día 6 de marzo de 1993, bajo una gran expectación y con una puesta en escena no muy acostumbrada en el mundo cofrade hasta el momento. La obra responde al diseño del desaparecido Jesús Castellanos Guerrero, donde se manifiestan unas formas arquitectónicas que se ven reforzadas mediante hojarascas y volutas, además de cartelas y columnas talladas por el insigne y también fallecido Antonio Martín. A esta talla dorada, policromada y estofada de los talleres de Arosa, se le incorpora un programa iconográfico en torno al nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, como al carácter sacramental, junto a los ángeles y evangelistas obras del extremeño Manuel Carmona. Destacando las soluciones en torno a los puntos de luz que crean en todo el trono la incorporación de arbotantes de tulipas. Aunque la presentación se realizaba en este 1993, no será hasta unos años después cuando se vea concluida toda la obra en su totalidad.

Culminado el fructífero mandato de Julio González, le sucede en el cargo Félix Fernández Tinoco y una junta de gobierno que continúa con la labor de cultos y procesión, revitalizándose los actos religiosos, así como las incorporaciones patrimoniales, pues a las piezas de Casielles o Téllez del trono de la virgen, se le van incorporando otras como la candelería de alpaca plateada en 1996 o insignias como el senatus de Sebastián Marchante. Reseñar la donación de la medalla de la ciudad por parte del que fuera hermano mayor de esta penitencial Francisco García Grana en 1994, como se apunta en las crónicas de la hermandad.

Pero 1996 marcará nuevamente un hito en la reciente historia de la hermandad, pues celebrándose el 75 aniversario de la creación de la Agrupación de Cofradía de Semana Santa de Málaga y dentro de los actos y exposiciones programadas, se cuenta con la imagen y el trono del Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, para que participe en la extraordinaria salida con motivo de esta efeméride, que lo llevará a la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga, donde quedará a la veneración de los fieles y público en general, como obra devocional y artística junto a su trono. Es la primera vez que desde la fundación de la Hermandad, un titular de la misma hacia su entrada en la Catedral de Málaga, lo que suponía un hecho relevante para esta corporación. Entre el 27 de octubre y el 10 de noviembre, la Catedral de Málaga acogió esta magna exposición, que contó con otras sedes y donde la hermandad participó de forma ejemplar.

La colaboración con la parroquia quedaba reflejada en las ayudas para la revitalización y arreglo de la misma en estos finales de los 90, rebautizada como un nuevo San Lázaro, en la que la aportación de la Hermandad suponía una ayuda necesaria en 1997, además se pasaba el manto procesional de las RR. MM. Adoratrices a nuevo terciopelo en el taller de Salvador Oliver en 1998, manto que con los años dejó de procesionar, siendo sustituido por uno de tisú de plata sin bordar. Con la conclusión del trono del Nazareno, la vista se ponía en el de la Virgen del Rocío con nuevos proyectos como el palio de malla y bordado de oro y sedas que ya diseñaba Eloy Téllez.

LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XXI

Desde 1998 hasta 2004, la Hermandad entraría en la época más convulsa de su historia más reciente, pues los conflictos internos y las desavenencias entre hermanos, la llevaron a que el Obispado malagueño creara en primer lugar una Comisión de Gobierno y finalmente una Gestora. En este periodo y al frente de las distintas comisiones hay que reseñar la labor de Mariano Reche Plaza, José Gallardo López y Cristóbal Peñarroya Sánchez, amén de antiguos hermanos mayores que colaboraron con este último como Félix Fernández, Julio González y Antonio Gómez Téllez que dirigieron los caminos de esta corporación, haciendo en las evidentes vicisitudes, que la Cofradía continuara con su vida de hermandad en todos y cada uno de sus aspectos. En este periodo se renuevan los hábitos de las dos secciones, se realizan nuevas insignias y se acomete la ejecución del palio de la Virgen del Rocío —2000— con diseño de Eloy Téllez, suponiendo el boceto, todo un alarde ejecutorio y toda una simbología iconográfica a la nomenclatura de la dolorosa, llevado a cabo en los talleres de Fernández y Enríquez de la localidad sevillana de Brenes.

En el año 2002 se cumplían los veinticinco años de la talla y bendición del Nazareno de los Pasos, donde se celebraron cultos con motivo de esta efeméride, así como la presentación de un cartel conmemorativo para tal evento. En este año se realiza una nueva túnica bordada en oro y sedas para el Nazareno, siguiendo el diseño de Eloy Téllez, y bordada en los talleres de Fernández y Enríquez de Brenes en Sevilla. El mismo Eloy Téllez realizaba una megalómana obra, con un proyecto de trono para la Virgen del Rocío por encargo de Cristóbal Peñarroya, quedando éste sin realizarse y plateándose el actual trono en 2003 en los talleres cordobeses de Azahara.

El 29 de noviembre de 2003 volvía la imagen de María Santísima del Rocío a San Lázaro, después de una nueva intervención de Luis Álvarez Duarte, que acometió reparos, tanto de arañazos de alfileres, como en las manos de la dolorosa.

Después de este periodo de comisiones, sería elegido en unas nuevas elecciones como hermano mayor Antonio Pino del Olmo, que con 34 años de edad suponía el hermano mayor más joven documentado en ocupar el cargo al frente de la Hermandad. El periodo de tres años en su mandato, pues solicita la dimisión del cargo en 2007, supone una renovación en los cultos a celebrar, por su estética y atracción visual, con nuevas aportaciones a los anteriormente realizados, se proyectan los ángeles cirineos para el trono del Nazareno, obras de Juan Manuel García Palomo, autor también de la intervención que se produce en el antiguo titular de la Hermandad obra de Pío Mollar. Se regeneran las túnicas de los hombres de trono, incorporándoles faraonas y escudos bordados, así como el ajuar de la Virgen del Rocío con nuevas sayas, mantillas y se va culminado el palio de la Virgen con el techo del mismo.

Los cultos, que toman protagonismo, se refuerzan como los celebrados con motivos del Dogma de la Inmaculada Concepción, apareciendo la virgen con vestimentas inmaculistas, ropajes novedosos y de extraordinaria belleza en su configuración. Pero si esta celebración se revestía de pompa y boato, no lo era menos por la petición que se realizaba al Obispado de Málaga, cursándose la solicitud de coronación canónica de la virgen del Rocío, en este diciembre de 2005, siendo obispo de la Diócesis Antonio Dorado.

El año 2006 asistió a la celebración del tercer centenario fundacional de la misma, con lo que la realización de actos estarían a la orden del día, para estos, se acepta desde de la Casa Real la presidencia de los mismos por parte de Su Majestad el rey de España Juan Carlos I, mientras que la futura Reina de España y Princesa de Asturias, Doña Letizia Ortiz Rocasolano acepta el nombramiento de Camarera Mayor Honoraria de la Virgen del Rocío. El acto que mayor relevancia suscitó fue el llevado a cabo en el teatro Cervantes de la capital, donde se conmemoraban los trescientos años de existencia de la Hermandad, acto coral que refrendaba la celebración tan importante. Estos actos se vieron reforzados con la celebración de un besapie extraordinario a la imagen de Jesús Nazareno y la subida en andas al Monte Calvario de la ciudad.

Tras la dimisión solicitada por Antonio Pino el 26 de junio de 2007, asume el puesto con carácter transitorio el primer teniente de hermano mayor Juan Lupiáñez, a las labores antes reseñadas en el mandato de Pino, hay que sumarles la puesta en marcha de medios de comunicación como la página web, adaptándose a las nuevas circunstancias y como nexo instantáneo y constante con los hermanos y el público en general, además de la publicación de la revista «Rocío», con mayor complejidad en su información, en sus artículos e investigaciones históricas.

Los cultos suponían todo un alarde de maestría en sus realizaciones, el Nazareno y la virgen tomaban protagonismo, por sus vestimentas y sus arreglos, donde miembros de la junta como Eloy Téllez y Curro Claros cuidaban los detalles, tanto en sus vestimentas, como en sus diseños y exornos. El trono de la virgen se continuaba transformando con incrementos patrimoniales como las imágenes de Manuel Carmona de los ángeles músicos o la restauración de la Virgen de la victoria del frontal del trono, obra de Francisco Buiza.  Además se complementaba el patrimonio con la saya de tisú de plata según diseño de Eloy Téllez y ejecución de los talleres de Brenes y Curro Claros realizaba un pectoral para la virgen que denotaba connotaciones del futuro halo de coronación con una hechura de Fernando Joyeros. También se anexionaba al acervo patrimonial una nueva saya del artista Curro Claros, realizada igualmente en los talleres de Brenes en Sevilla.

Pero sin lugar a dudas, un hecho más, que marcará la historia reciente, no es otro que la nueva casa hermandad, que era bendecida el 1 de marzo de 2008, teniendo como arquitecto a Antonio valero y donde reza la inscripción de la fachada principal:

«En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Siendo obispo de Roma y pastor de la Iglesia Universal
 S.S. Benedicto XVI, obispo de la diócesis malacitana,
Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Dorado Soto, se bendice e inaugura esta casa de hermandad, construida sobre un solar cedido por el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad, presidido por el Alcalde, Excmo. Sr. D. Francisco de la Torre Prados, ejerciendo como Hermano Mayor, D. Juan José Lupiáñez Cayón. Málaga día 1 de marzo de 2008. Anno Domini MMVIII. Laus Deo».

Sin ninguna duda, la aportación y donación de Cristobal Peñarroya vuelve a ser imprescindible en este proyecto y su idea y deseo se hacen realidad tangible en la misma. En ese mismo mes de marzo son renovados los Estatutos de la Hermandad, tercera de las renovaciones que se hace desde la fundación y primera del siglo XXI.

El 21 de junio de 2008 se realizaba cabildo de elecciones y el 20 de septiembre, juraba su cargo la nueva junta de gobierno, al frente de la cual se situaba Juan José Lupiáñez Cayón, que tomó posesión del mismo, en la eucaristía oficiada por el director espiritual P. Antonio Eloy Madueño.

En el año 2008, el 13 de diciembre, tomaba posesión del cargo de obispo de la Diócesis de Málaga Monseñor Jesús Esteban Catalá Ibáñez, quien a la postre sería quien autorizara la coronación canónica de la Virgen del Rocío y el prelado que la coronaría.

Pero uno de los aspectos fundamentales en el cambio que se produce en la Hermandad, lo supone el procesional, pues ésta realiza un insospechado y arriesgado por entonces cambio de horarios, situándose la primera en hacer su salida procesional en la tarde del Martes Santo de 2010, en vez de la última, con horarios que iban desde las 15.30 horas, hasta las 23.30 horas, para llegar a las inmediaciones de la casa hermandad. Este cambio vino entre otras propiciado por la buena acogida que tuvo la permuta de lugares entre la propia Cofradía y la de la Estrella en el año 2004, suponiendo este cambio todo un acierto para el devenir de la corporación y dando un paso del que otras hermandades tomaron nota.

DE 2010 A NUESTROS DÍAS

La Cofradía no deja de realizar numerosos actos de muy diversa índole y desde la labor de caridad, los encuentros musicales, visitas como al Ayuntamiento de Fuengirola, Hermano Mayor Honorario de la corporación desde el año 1971, confraternizaciones y hermanamientos, renovación de lazos de unión con la Federación Malagueña de Peñas y el Ayuntamiento de Mijas Hermanos Mayores Honorarios, así como las campañas de navidad, los actos culturales y hasta la convivencia propia de la Hermandad, no deja de ser una constante en la vida de esta, que además realiza las obras necesarias para la instalación en 2010 de un columbario en la propia casa de hermandad que estará en funcionamiento desde marzo de 2011.

En el año 2011, varios son los acontecimientos resaltables en la vida de la Cofradía, por un lado, su anexión al economato social cofrade, que ponía en valor la fundación benéfico-asistencial Corinto, uno de los hitos asistenciales más relevantes en la historia de la Semana Santa de Málaga y en los que la Hermandad no dudó en participar desde sus inicios y por otro lado la creación de la Escuela de Música virgen del Rocío como manifiesta intención de ofrecer una cultura musical, conocimientos y aprendizajes a niños y niñas. El 8 de mayo de 2011 la virgen del Rocío es colocada en un altar efímero en la Plaza de la Victoria, con motivo de la peregrinación que la Cruz del Papa Juan Pablo II y el icono de la virgen realizaron por toda la geografía española para anunciar la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud en la ciudad de Madrid.

Tras las elecciones de 2012, vuelve a salir elegido como hermano mayor Juan Lupiañez, no sin antes asistir a unas confrontaciones estéticas y repetición de las elecciones que finalmente se producían. Como se produjo el 24 de julio de 2012, la noticia y confirmación por parte del obispo de Málaga Jesús Catalá Ibáñez de la coronación canónica de la Virgen del Rocío.

La noticia de la coronación no dejó de hacer que los cofrades del Rocío se afanaran en los preparativos de la misma, así como en llevar a cabo todos los aspectos que se habían mantenido hasta nuestros días, incremento de la labor asistencial, actos culturales, incremento patrimonial como la realizaciones anteriores de la nueva túnica para el Nazareno obra de Curro Claros con bordados de Raquel Romero o el estrenado libro de Reglas que sigue el diseño de Eloy Téllez y fue ejecutado por Juan Borrero. Se sigue con los trabajos de incorporación y reestructuración del trono de la virgen del Rocío, la realización de nuevos ciriales también de Orfebrería Triana con Juan Borrero a la cabeza, así como la revitalización de la vida de hermandad, con numerosos encuentros, sobre todo entre los hombres de trono de ambas secciones.

Este siglo XXI llama a las puertas de la historia con una coronación que marcará no sólo a la Cofradía, sino a toda Málaga y a la propia Andalucía.

Francisco Luis Jiménez Valverde
Historiador del Arte y hermano del Rocío

 

FUENTES

– Archivo de la Real, Ilustre y venerable Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío Coronada, libro de actas n.o 1, actas del 7 de marzo de 1937 al 23 de marzo de 1941. – Archivo de la Real, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío Coronada. Bibliografía – ANDRÉS GALLEGO, J. (ed.), Historia General de España y América, ediciones Rialp, 1982. – CASTELLANOS GUERRERO, J., «Avatares de Nues- tra Hermandad en el pasado siglo XX», Dossier 300 Años Aniversario, en Boletín Hermandad del Rocío, Tercera época n.o 18, Málaga, 2006, pp. 19-22. – CLAVIJO GARCÍA, A., «La Semana Santa malagueña en su iconografía desaparecida», Semana Santa en Málaga, Arguval, vol. I, Málaga, 1987. – GARCÍA PÉREZ, María del Rocío., «Historia de la Real, Ilustre y Venerable Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío», Málaga, 1980, inédito mecanografiado. – JIMÉNEZ VALVERDE, F. L., «Tronos de virgen vol. I», en La Procesión de las Procesiones VI, edita Cadena Cope, Málaga, 2011. – PALOMO CRUZ, A. J., «Nuestro Padre Jesús de los Pasos: devoción, historia y singularidad de una advocación tricentenaria», en http://www.hermandaddelrocio. com/San_Lazaro_Malaga/Una_advocacion_tricentenaria.html http://www.hermandaddelrocio.com/San_Lazaro_Malaga/Historia.html – Jiménez Valverde, F. L., «Tronos de Cristo vol. I», en La Procesión de las Procesiones IV, edita Cadena Cope, Málaga, 2009. – Jiménez Valverde, F. L., «Tronos de virgen vol. III», en La Procesión de las Procesiones VI, edita Cadena Cope, Málaga, 2011. – JURADO CARMONA, F. J., «Historia del Cartel de la Semana Santa de Málaga 1921-2005», edita Cadena Cope, Málaga, 2005. – http://www.hermandaddelrocio.com/San_Laza- ro_Malaga/Historia.html

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