La Virgen del Rocío y Málaga

El fervor que despertó entre los malagueños la imagen mariana, desde sus primeros años, hizo de la cofradía una de las más queridas, y la de los Pasos empezó a conocerse como la del Rocío.

Primera y desaparecida imagen de
la Virgen del Rocío tallada por Pío Mollar.

El obispo de Málaga decretó el 24 de julio de 2012 acceder a la coronación canónica de la imagen de María Santísima del Rocío, señalando en la parte expositiva que «consta, pues, que la devoción ha sido promovida y difundida, y pervive con renovada pujanza en la actualidad, quedando patente el respeto, admiración y devoción que le es profesada».

Vayamos al comienzo de todo. El Martes Santo de 1931 la hermandad de Jesús de los Pasos procesionó por primera vez a la imagen del Rocío, obra de Pío Mollar, que había sido bendecida el 8 de marzo; siendo sus padrinos las dos personas que costearon la realización de la imagen: Joaquín León Cabello y su esposa, Clotilde del Pino Ruiz. La imagen respondía a lo solicitado por los cofrades, que aspiraban a poseer una imagen que no fuese aurora ni dolorosa. Sustituía a una característica dolorosa, de intensa expresión trágica, que había sido donada por María Dolores Lorente y retirada al no ser procesionada.

En su primera salida lució una corona de plata cincelada, vestido de tisú de plata y manto de damasco blanco de seda; sobre un original y modernista trono diseñado por el malagueño José Rueda Aguilar y construido en Valencia por Mengó y da Pena. Al frente del trono, la imagen de la Virgen de la Victoria, colocada en un tronito de plata, en homenaje a la Patrona «por malagueña y victoriana», se decía. En el frente posterior, el escudo de la ciudad. El palio de seda blanca con bambalinas de damasco y con flecos de plata, remataba el conjunto; dieciséis barras lo sostenían.

La llegada de esta nueva imagen no pasó desapercibida, dejando huella desde el principio. Así, se escribía en la prensa tras la Semana Santa de 1931: «La Virgen del Rocío, que antes de recorrer las calles malagueñas en andas luminosas contaba con el fervor del barrio victoriano, reina ya en los corazones del pueblo con una soberanía que semeja muy antigua y que es milagro de gracia y arte. Se dijera que Málaga esperaba a esta Virgencita morena que, con su tierna sonrisa y sus galas de novia, ha venido a aportar nuevos resplandores de optimismo a nuestra Semana Santa tradicional». El pueblo la comenzó a llamar Novia de Málaga.

Sin embargo, la tragedia ocurrida poco después en los tristes sucesos obligó a rehacerlo todo. Volvió a encargarse una imagen a Pío Mollar, costeada nuevamente por los padrinos de la imagen destruida. Debía ser idéntica a la primera, lo que pudo lograrse gracias a que el escultor conservaba la mascarilla en barro. Una vez entregada, estuvo depositada en el domicilio de sus donantes hasta el 22 de julio de 1936. En el inicio de la contienda civil fue escondida en el número 5 de la calle Puerto hasta el mes de febrero de 1937, lo que implicó su salvación; siendo fundamental la actuación de José Pacheco Salinas y de Federico VallésFuentes, que pusieron en riesgo sus vidas.

El Domingo de Ramos de 1938, 10 de abril a las siete de la tarde, fue bendecida la imagen en San Lázaro. Los padrinos fueron de nuevo Joaquín León y su esposa, si bien esta última no pudo asistir al encontrarse enferma, representándola su hija.

La Virgen del Rocío volvió a las calles de Málaga en la Semana Santa de 1940 sobre un modesto trono sin palio. Vestida de blanco, con toquilla de encajes que le cubría su cabellera de pelo natural, llevando un halo de cinco estrellas. En el camino de regreso hasta San Lázaro, recorrió las calles Frailes, Huerto del Conde y Cobertizo del Conde, llegando a Lagunillas; como ya hiciera en 1931 y como haría durante muchos años, quedando vinculada esta calle a la Virgen hasta el punto de llegar a conocerse como Lagunillas del Rocío. Pasadas las tres y media de la madrugada llegó a su templo, tras rodear la plaza de la Victoria, «donde el azahar de los naranjos es un homenaje más del barrio a la Virgen Blanca», se decía en las crónicas.

Había vuelto la Virgen del Rocío con la misma sonrisa, la cual, según había escrito Manuel Prados en 1931, «es sublime expresión de una esperanza omniscente que ha vencido ya la angustia del corazón materno y conoce toda la trascendencia amorosa y redentora del drama del Calvario; por eso la Virgen no llora, sino que consuela a los recién atormentados por la visión del hijo escarnecido». Era la primera vez que una imagen tenía la advocación de Rocío como titular de una hermandad de pasión, años más tarde sucedería en Sevilla (1952), Huelva (1974) o Córdoba (1990).

En 1941, acompañada ya por el Nazareno, estrenó nuevo palio con bambalinas de damasco de seda y sostenido por dieciséis barras de plata, dispuestas de la misma forma que en 1931. En 1948 estrenó un trono de Adrián Risueño, que fue costeado por los hermanos a iniciativa del segundo hermano mayor, García Grana. En aquel trono colaboraron Cabello Requena, como tallista, y el pintor Ramos Rosas. Al año siguiente el trono es completado, realzando el conjunto un manto de terciopelo blanco.

La Virgen del Rocío regresando por Lagunillas en los años 40 del siglo XX

Lagunillas del Rocío
El fervor que despertaba la Virgen del Rocío se destacaba constantemente en la prensa, así como que se trataba de una de las cofradías más populares y queridas de Málaga. La hermandad de los Pasos era ya conocida como la del Rocío. La vuelta a su barrio, apoteósica. En 1955 al llegar al barrio de la Victoria, en torno a las tres de la madrugada, las calles fueron iluminadas con bengalas y luces eléctricas que sacaron los vecinos a los balcones; bengalas, que en 1959 iluminaron la plaza de la Victoria y la entrada al templo. Las calles, como Lagunillas, cubiertas de romero y azahar. Desde finales de la década de los cincuenta se cambió el recorrido, pasando por esa emblemática calle a la ida y regresando por calle de la Victoria, la cual en 1964 también fue alfombrada con azahar y romero.

En 1967 la Virgen estrena su actual trono de alpaca plateada, diseñado por Juan Casielles y realizado en Talleres Villareal. En el frontal del trono volvía a figurar la Patrona de Málaga, custodiada por dos ángeles mancebos que cantan a María.

El año 1972 sería especial, ya que Francisco García Grana, quien fuera alcalde de la ciudad y hermano mayor, ofrendaría a la Virgen, poco antes de la salida el título de hijo predilecto que le había sido otorgado por el Ayuntamiento en el mes de agosto de 1970 por su reconocida labor como alcalde. Años más tarde, concretamente en 1994, García Grana le ofrendaría la medalla de la ciudad, que también le había sido concedida en 1970.
Igualmente, en ese año de 1972, al secretario general de la hermandad, Manuel Sánchez Ballester, se le ocurrió la brillante idea de que el pueblo fuese quien llenase de flores los tronos procesionales de la hermandad de la Novia de Málaga; nacía Un Clavel para el Rocío, y se iba a convertir en una muestra fehaciente de lo que sentía Málaga por la Virgen. Se decía en la prensa que, ya desde días antes, miles de malagueños se habían dirigido a la cofradía en demanda de detalles sobre esta idea y de cómo se iba a llevar a cabo. Se anunciaba que el Lunes Santo, en horario de cinco a siete de la tarde, se podían depositar los claveles en las canastas que al efecto se iban a instalar en la puerta de la iglesia de San Lázaro.

A la hora prevista, un grupo de señoras de la hermandad, junto con miembros de la junta de gobierno, se situaron en la puerta de la iglesia. Comenzaron a llegar devotos de todas las partes de la ciudad y, al poco rato, la pequeña plaza se vio cubierta de claveles. Fueron superadas todas las previsiones, recogiéndose más de mil docenas en dos horas. Se demostró una vez más, como declaró el entonces hermano mayor Gómez Téllez, la simpatía de la que goza en toda la ciudad la Virgen del Rocío. Al año siguiente, la imagen se colocó en unas andas en el pórtico de la iglesia, ya que después se procedería al traslado. La cantidad de claveles se duplicó, sumándose multitud de entidades e instituciones.

La ofrenda de 1985 queda guardada en la memoria de todos los cofrades por la repercusión que tuvo. La afamada cantante Rocío Jurado acudió a la parroquia de San Lázaro para ofrendar un clavel a la Virgen. Al ver la imagen, dijo emocionada: «Eres como una mujer, Virgen del Rocío. Eres guapa y preciosa y eres la Virgen más bonita que tiene Andalucía». Los medios de comunicación se hicieron eco de estas palabras, incluso a nivel nacional. La cantante recordó siempre aquel momento; así, en el año 2001 decía: «Cuando subí por calle de la Victoria, vi como mucha gente iba con flores en las manos. Eran para Ella… Por eso no me importó que la gente me viera llorar, porque no lo hacía por pena o por alegría, sino por un sentimiento que no podré explicar nunca pero que invadió mi cuerpo. Participé en la procesión, y comprendí lo que sienten los malagueños por su Semana Santa y por su Virgen del Rocío».
Cariño mostrado cada lunes de Pentecostés cuando la imagen es expuesta en besamanos durante todo el día. Los años ochenta supusieron el apogeo de esta festividad, cuando la Virgen era subida en procesión de gloria a Pinosol y allí, en una capilla preparada pasaba la noche custodiada por vecinos y devotos. En junio de 1988, con motivo del Año Santo Mariano, efectuó el recorrido de su procesión de gloria en el trono del Martes Santo.

Comunión con el pueblo
Cada Martes Santo es multitudinario el público que acude a ver a la Virgen. Los cambios en el horario de la procesión no han afectado; ni el producido entre 1984 y 1986, ni desde 2010 cuando la cofradía sale en las primeras horas de la tarde. Ello se demuestra en uno de los puntos más significativos del recorrido, desde la década de los ochenta: la Tribuna de los Pobres. El lugar donde la comunión entre el pueblo de Málaga y sus cofradías se manifiesta sin ambages, y que en el caso de la Virgen del Rocío constituye una especial demostración de cariño a la Novia de Málaga. Un mosaico colocado en 2005 recuerda lo que allí sucede.

La Virgen del Rocío deja huella allá por donde pasa, lo ha hecho desde que hiciera su primera salida procesional en 1931; ya sea por Carretería, Lagunillas, Altozano o la Victoria, de ida o de regreso; o, como desde hace unos años en pleno Centro, en la cita ineludible de calle Echegaray.

En la mañana del Martes Santo de 2006, se entregó oficialmente en el Obispado el expediente de solicitud de coronación canónica; motivos no faltaban.

Aldo Durán
La Opinión de Málaga 12 de septiembre de 2015

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